viernes, 23 de junio de 2017

Ayuda para confesar válida y fructuosamente... Según el Sagrado Corazón y la Iglesia


Para confesar cada día más católicamente, según la mente de la Iglesia, os ofrezco esta ayuda en pdf (más abajo vuelvo a poner el enlace) en la Solemnidad del Sagrado Corazón... qué día tan grande y hermoso, ¿Cómo celebrarlo dignamente? Recibiendo al mismo Cristo que se te entrega, acogiendo el don divino, el perdón, encontrarnos con el mismo Cristo, dejarlo actuar en su infinita misericordia.

Os ofrezco para ello un material que enriquecerá el modo de confesar de los fieles, y que en cierto modo es inédito y a la vez sumamente práctico.

Un material inédito: en cualquier manual de confesores (autores como Gaume, Ciolli, Claret, etc.) se explica cómo se tiene que confesar los pecados, sin embargo, esta enseñanza no acaba nunca de llegar al pueblo de Dios de modo completo... Se confiesa uno como más o menos entiende, pero no como pide la Iglesia. ¿Y qué pide la Iglesia? "El fiel está obligado a confesar según su especie y número todos los pecados graves cometidos despuéss del bautismo" (Código de Derecho Canónico, canon 988§1).

¿Por qué pide esto la Iglesia? Corresponde al mandato del Salvador: "a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados, a quienes se los retengáis les quedan retenidos" (Jn 20, 23). Jesucristo ha querido unir su perdón al discernimiento de los sacerdotes. Para discernir hay que conocer. Para conocer hay que expresarse adecuadamente. No valen las confesiones genéricas. Dos ejemplos que os lo aclararán:

1) decir meramente "he hecho actos impuros" no vale. Dentro de este género cabe el adulterio con prostitutas, adulterio con amantes, animalismo, incesto, anticonceptivos, actos impuros con uno mismo, ver imágenes indecentes, etc. Es muy genérico... ¿Qué juez de esta tierra impartiría una sentencia favorable sin conocer el caso? ¿Qué médico podría curar una herida sin haberla visto? Por eso hay que decir la especie ínfima y decir el número de veces (o si no se sabe, el periodo de tiempo en que se ha caído). Así se da nombre a la ofensa cometida. De este modo también se conoce si es un pecado ocasional, o si es un vicio arraigado. Por ejemplo, los vicios arraigados exigen remedios que se prolongan en el tiempo para combatirlos adecuadamente. Estoy bien convencido que uno de los lastres de la vida espiritual es el deconocimiento de cómo confesar. Quien conoce sus pecados, es capaz de darles nombre y número, será capaz también de combatirlos. De lo contrario se entra en la indolencia, en la vida cómoda... Quien conoce sus pecados, la ofensa real hecha a Dios, será capaz de abismarse en la misericordia también real e infinita del Señor.

2) decir meramente "he robado" no vale. En todos los casos (con alguna excepción) se exige la restitución para el perdón. Sin embargo, ya entendéis que no será lo mismo robar a un padre que a un desconocido, o robar una cantidad ínfima a grandes cantidades y a lo largo de mucho tiempo. Seamos claros y actuemos como pide la Iglesia. Confesemos nuestros pecados graves según su especie y número.

Finalmente, este material que os presento es también sumamente práctico: ofrece cómo y con qué palabras hay que confesarse, junto con consejos y defectos que hay que evitar (silenciar pecados mortales, o en lugar de acusarse, justificarse...). Espero que no quedaréis defraudados. Es un DIN-A4 que se imprime por las dos caras y lo podéis descargar aquí en pdf o en .pub (si queréis modificarlo). Añadidamente que podéis incluir en su interior la cuartilla A5 con el examen de conciencia presente en este mismo blog.

Os dejo aquí el contenido del folleto de ayuda, en 4 imágenes sucesivas:





































 Jesús manso y humilde de corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo, salva a tus ovejas y concédenos un día tener parte en tu Reino.








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